Noches con Soledad

"¿Alguna vez llegaste a pensar en mí?" me hacía esa pregunta a las tres de la mañana por culpa del insomnio ocasionado por el aroma a jazmín de mis recuerdos más nostálgicos y el frío de mi cama, te cuestionaba una y otra vez como si fueses capaz de escuchar mis pensamientos, como si fueses capaz de escuchar a mi corazón a la distancia; era tan vanidosa mi pregunta como caprichosa, buscaba conocer una verdad que aparentaba ser la mentira más verdadera de mi vida mas no se trataba de mí sino de ti, siempre se trataba de ti. 

Las inseguridades y los miedos me susurran al oído ocasionando que la noche sea tan intangible; me levanto de mi cama para encender la luz y asegurarme que no es un mal sueño, para regresar a la realidad de la noche embargada de quietud y ausencia; mi reloj sigue marcando las tres de la mañana, al parecer siempre se detiene en las noches de insomnio o he comenzado a perder el juicio; apago la luz y tomo asiento en mi cama, miro hacia delante de mí y ahí están los ojos de Dios, definitivamente he perdido el juicio, me acuesto. 

"¿Alguna vez viste más allá de mis ojos?" otra pregunta se apodera de mí; pienso en tus ojos, en esa mirada que siempre me conmueve, pienso lo difícil que es mirarte a los ojos cada vez que te recuerdo; comienzo a sentir nauseas, el aroma del jazmín es demasiado fuerte en mi habitación, siempre que te miro a los ojos hueles a jazmín. Esta vez hay una respuesta pues sé que nunca lo hiciste, nunca miraste más allá de mis ojos, siempre te dejaste guiar por mi sonrisa que guardaba una inmensa tristeza desde aquél viernes santo y no te culpo por no mirar más allá pues tampoco quería que supieras que ni siquiera tú me podías hacer feliz.

El segundero de mi reloj comienza a moverse; "¿Pensabas en mí?" me dices con esa sonrisa traviesa y que tanto odio; guardo silencio y solo miro a tus dos grandes ojos azules, recuerdo una mirada que últimamente ha llamado mi atención, te respondo "no, solo recordaba mi vida"; sueltas una carcajada y me dices "Que raro, porque yo pensé en ti a las tres de la mañana". El insomnio y tú se marchan a las cuatro.

Siempre he creído que el lenguaje es una de nuestras herramientas más fuertes y hermosas que los seres humanos podemos tener pues a través de él y un proceso de comunicación adecuado hemos podido desarrollar todo lo que se encuentra en nuestro alrededor. Las palabras que utilizamos a diario son las responsables directas de muchas consecuencias en nuestras vidas y por consecuencia indirecta de los demás; no hay que olvidar que nosotros somos un engrane de la gran maquinaria que es el mundo, pues nada sucede por mera casualidad toda nuestra vida es el resultado de nuestras acciones directas y las de otros, todo en la vida es un conjunto. Es por eso que a través de las palabras podemos ayudar a cambiar la vida de muchas personas; en esta ocasión la oportunidad se materializa por medio de las redes sociales y la ONU en su campaña por el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria celebrado el pasado 19 de Agosto; la campaña consiste en compartir una palabra que tú consideres que El Mundo Necesita Más; yo he seleccionado la palabra Educación. Visita www.worldhumanitarianday.org para más información de cómo puedes cambiar el mundo usando tus palabras.

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Noches con Soledad por Jorge Luis B. Rivera se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

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