Cien Navajas y una Llave

Dedicado a las jacarandas, al jazmín y a un gran viejo amigo.

Silencio, solo silencio podía escuchar esta mañana. Todavía no era medio día y mi corazón se había estremecido con el dolor de cincuenta y nueve navajas que habían sido clavadas por cada uno de los minutos de ausencia que más tarde se convirtieron en horas. El viejo mueble de madera que se encontraba arrumbado en mi habitación acogía todas las cartas y memorias que alguna vez escribí, me hacía sentir tan vulnerable y culpable, me asfixiaba con su olor a pasado. Ahora parecen sesenta navajas en mi corazón, el dolor ha disminuido sin embargo, mis ojos me delatan como siempre cada vez que me miro al espejo y finjo fuerza interior, he de confesar que muy pocas personas me han mirado de tal manera que descubren mi dolor y tristeza. Hace sesenta y un navajas respondí una llamada "necesito hablar con tu padre" dijo una voz llena de ausencia, la mirada de mi padre llena de frialdad me lo dijo todo "lo siento mucho Maurice".

"Un día de estos no voy estar más contigo Maurice" me decía con la voz llena de paz "y cuando ese día llegue quiero que me llores, que dejes que alguien te abrace, que me digas "hasta pronto" y no "adiós", que me escribas una carta por hacerte sentir solo e incomprendido y que una noche cuando me hayas perdonado por ello la quemes, que leas un libro que yo he elegido para ti y sobre todas las cosas que seas feliz".

Setenta navajas clavadas. En el centro de mi ciudad hay un pasaje lleno de jacarandas y es en agosto cuando se encuentran en su máximo esplendor y provocan que piense en el amor... "Maurice, ¿te encuentras bien?" me preguntó mi madre, todo parece tan confuso para mí, le respondo "por supuesto, tenemos que ser fuertes y no llorar; tarde o temprano sucedería", guarda silencio y me mira, sabe que estoy destrozado. Setenta y ocho navajas, nunca había visto un cadáver de un ser querido o al menos que yo lo recordara, todos lloraban, menos yo. Nunca había sentido tanta ausencia en mi vida; "tenemos que ir por ropa a su casa para vestirle, ¿crees estar preparado Maurice?" dijo mi padre.

"Entonces, ¿crees que sí me dejen subir a la ambulancia? ¿También podré usar anteojos como los tuyos cuando trabaje en el hospital?" mi infancia me daba vueltas, era un torbellino de emociones que no tardaría en explotar. Llegamos a la casa, un olor a jazmín estaba impregnado en ella; " ¿Te encuentras bien Maurice?" insistía mi madre; me dieron un libro.

Ochenta y seis navajas. Era el funeral, la gente comenzaba a llegar y con ellos mariposas de alas negras disfrazadas de rosas blancas; "¿necesitas un abrazo hermano?" me decía mi hermana, mi orgullo pudo más "te lo agradezco, pero me encuentro muy bien, no te preocupes por mí", me miró a los ojos descubriendo mi mentira que se ocultaba en ellos y me dijo "mi padre, mi madre y yo estaremos afuera por si necesitas algo" salió del cuarto. Ochenta y nueve navajas. Jamás me había sentido tan solo en mi vida, todos me daban su pesar mas no comprendían que una parte de mi alma también había fallecido, una sensación de vacío en mi estómago se apoderó de mí cuando vi al padre cruzar por las puertas de la habitación y caminó hacia el ataúd, no pude más y comencé a llorar solo. Noventa navajas. "Maurice, tienes que controlarte, por favor" me decía unas de las mujeres que se encontraban ahí mientras me abrazaba, jamás un abrazo me había llegado al alma de esa manera, "me dejó, me dejó solo" solo pude decir eso con mis labios mas las lágrimas gritaron todo lo que no pude decir; mi madre entró por mí y me sacó de la habitación.

Cien navajas. "¿Estás seguro que quieres volver a entrar Maurice?" me preguntó mi madre viéndome a los ojos, "Sí madre, necesito entrar y decirle "hasta pronto viejo amigo", se lo prometí en vida una noche de abril y no pienso fallarle". Mi viejo amigo, mi abuelo estaba ahí, con tranquilidad, con la misma cara con la que duerme uno, mis ojos se humedecieron y le dije "hasta pronto viejo amigo, estoy seguro que un día de estos nos volveremos a encontrar en otra vida".

Un día decidí leer el libro que mi abuelo me obsequió, cuando al abrirlo encontré una carta que decía:

"Creciste tan deprisa Maurice, aún parece ayer que tu madre te trajo a mi casa y tus ojos me embriagaron con tanta alegría. Mírate Maurice te has convertido en un hombre de grandes valores, no podría estar más orgulloso de ti mi futuro médico, pero hay algo que me preocupa y es tu manera de ver la vida, en ocasiones cuando vienes a mí en busca de algún consejo no puedo evitar mirar la tristeza en tus ojos. Sabes, en muchas ocasiones la tristeza y la alegría se pueden leer en los ojos de una persona y yo he mirado las dos en ti. Quiero que entiendas que cada uno de nosotros tenemos fantasmas que vencer y que son parte de la vida de cada uno, así que antes de juzgar a una persona por apariencia recuerda que sus fantasmas pueden ser los causantes de ello, no te dejes engañar por los problemas o personas, no dejes que engañen tus sentidos y te hagas un juicio equivocado  porque todos tus pensamientos definirá lo que eres. La bondad hacia el prójimo es el agua que necesita para saciar su sed; se manantial para los sedientos de bondad. Sonríe un poco más a la vida sin que te importe si tu sonrisa es atractiva a los demás. Mira a los ojos a las demás personas y no seas ajeno a su dolor. Maurice estoy muy orgulloso de ti, estoy seguro que hiciste todo lo que me prometiste ese 22 de abril, recuerda que siempre voy a estar en tu corazón, así que cuando necesites un consejo piensa con tu corazón que ahí estaré para ayudarte. Gracias por hacerme el hombre más feliz del mundo y tener una razón para vencer a mis fantasmas. Nos vemos pronto en otra vida, mi amado Maurice".

Tomé la llave del viejo mueble que se hallaba arrumbado en la esquina de mi habitación, lo abrí, guardé la última carta de mi abuelo y lo cambié de lugar para que mi abuelo siguiera conmigo. Las navajas de mi corazón desparecieron.







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Cien Navajas y una Llave por Jorge Luis B. Rivera se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Comentarios

  1. Wow! Esta muy bueno y entretenido. Muchas felicidades Jorge! Sigue escribiendo, seré un lector frecuente.

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