Ella

Dedicado al ayer, dedicado a  ella...

Él se encontraba recostado en un árbol con algo en las manos.

El día se encontraba nublado y a pesar de la brisa que les llegaba ambos podían sentir un calor especial, ella traía el cabello suelto y un vestido morado que hacían que el color miel de sus ojos resaltara e hiciera que él dudara de todo, pues sus ojos eran su mayor debilidad; -fue hace tres lunas que nos conocimos- dijo ella mientras miraba las nubes, él no pudo evitar sonreír y le dijo -fue hace tres lunas que nos conocimos y sigo sintiendo lo mismo por ti, me robaste el pensamiento-, ella al escuchar esas palabras sintió un cosquilleo en el estómago le dio un beso y contestó -es que nuestro amor es verdadero, en cada palabra puedo percibir lo que sientes y no hay necesidad de dudarlo-, él la miró a los ojos y le dijo -no tienes nada que decir, en tu mirada puedo escuchar a tu corazón, te amo-.

Era una mañana calurosa, él se encontraba sentado bajo un árbol mirando el paisaje de esa mañana, las nubes se movían lentamente sobre el azul turquesa, una voz dulce se escuchó a lo lejos -¿Qué es lo que miras?-, él contestó al aire -la delicadeza del cielo espero que sea un día nublado-, volteó y pudo ver unos ojos miel, se enamoró; -no me agradan los días nublados- dijo ella mientras se sentaba a su lado, él la miró y contestó -dicen que el amor verdadero se encuentra en los días nublados-, ella se recargó en el tronco del árbol cerro los ojos y le dijo -esperemos a que llegue nuestro día nublado-, durmieron. -¿A caso no es hermosa?- dijo ella en voz alta para que él pudiera escucharla, -Luna más hermosa no he visto en años, llena de luz, no cabe duda que la Luna brilla por el amor- dijo él mientras tomaba la mano de ella, el rostro de ella y sus ojos expresaron temor pues a pesar de tener una Luna la noche tenía una obscuridad profunda, -no temas, el amor ilumina las noches así, cierra los ojos y déjate llevar-, ella perdió el temor.

Él recordó todo mientras quemaba la última carta de ella en la obscuridad, por un instante su alrededor se  iluminó, pero después la obscuridad se hizo presente nuevamente, se dijo "ella provoca todo pero a la vez nada en mí, no pienso dejar de amarle, pero el amor de ayer es diferente al de hoy, pues me temo que he hallado uno lleno de una luz diferente, así es un nuevo amor.


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Ella por Jorge Luis B. Rivera se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

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