El Aroma del Alma

Gracias a que mis familia le agradaba la idea de viajar a la gran ciudad, me encontraba en un balcón de un café cerca del centro de ella, era un día soleado; al parecer muy pocas nubes se encontraban en el cielo azul turquesa que me hacía recordar esos tiempos en los que mi infancia aún estaba en mis manos, por mi mente paso la imagen cuando jugaba a los aviones y eso me divertía, el paso del tiempo ha hecho que esos recuerdos se queden en un baúl, como si fuesen una especie de juguetes; que poco a poco se han ido empolvando, unos más que otros.

Mientras esperaba a que mi orden llegara, pude percibir un aroma y pude comprender que, era el aroma  del café el causante de esa terrible y deliciosa seducción que me hacía permanecer y esperar mi orden a pesar de que llevaba más de 20 minutos en su espera; el aroma era realmente fuerte. Mientras eso sucedía pude darme cuenta que la gente pasaba por la calle sin darse cuenta del aroma que a mi  parecer invadía toda la cuadra, el cielo empezaba a llenarse de nubes y la gente tampoco se percataba.

A lo lejos pude ver  a un grupo de personas que vendían cierta clase de aparatos electrodomésticos, al parecer era una familia, pues se encontraba una mujer de cabello negro con el rostro ruborizado; posiblemente por la pequeña onda de calor ocasionada por la contaminación de la ciudad, a su lado un hombre con poco cabello canoso; el regañaba a un niño pequeño y a la mujer. Durante ese evento la misma idea que me cuestioné acerca de la presencia del aroma del café me invadió y me hizo darme cuenta que posiblemente esa familia no percataba el aroma de los granos de café por la presencia del aroma de sus mismos productos electrodomésticos. Me tomó por sorpresa que lo que pensé estaba incorrecto; al menos para la mujer y el niño, ya que al parecer la mujer se encontraba ruborizada debido a que el niño (su hijo) había roto accidentalmente un producto del señor canoso y ella  le reclamaba porque el hombre le gritaba a su hijo.

Sin importar ese acontecimiento no había justificación alguna para no percatar el aroma tan penetrante  del establecimiento en el que me encontraba; todo mi pensamiento se detuvo cuando pude sentir que tocaron mi hombro; era la persona encargada de entregarme el café, el mesero, me empezaba a dar una explicación acerca del retraso cuando le pregunté acerca del aroma que invadía el lugar, el me contestó que se debía a que la lluvia mojaba el asfalto; de pronto miré hacia el cielo buscando ese color turquesa, pero sólo hallé una nube gris y lluvia. A continuación le agradecí y tomé el café que tanto había esperado, me preguntó que si no prefería meterme para resguardarme de la lluvia, simplemente dije que no y se retiró.

Traté de buscar al señor,  a la mujer y su hijo, pero ya no había nadie, posiblemente huyeron de la lluvia y su problema quedó resuelto; los tres ahora formaban parte de ese baúl de juguetes, sólo que con muy poco polvo. No pude dejar a un lado lo que el mesero me dijo acerca del aroma del asfalto mojado que yo no podía percatar, me sentía en un dilema; ¿cómo era posible no detectar ese aroma de asfalto mojado? Posiblemente sucedía algo similar a lo que la gente que no podía oler aroma del café.

Mientras las gotas de lluvia recorrían mi cuerpo y bebía mi café, pude entender al fin la razón por la cual la gente no percataba el aroma del café y a su vez yo el aroma del asfalto mojado. Cuando era muy niño y  visitábamos la casa de la abuela, preparaba café; me encantaba el aroma que se impregnaba en su casa. Algo similar a lo del mesero y el asfalto; seguramente por crecer en la ciudad trajo a él alguna clase de recuerdo.

Al tomar el último trago de café con el se fue la lluvia y dio llegada a una nueva visión, lo que en realidad había percatado yo no era el aroma del café y el mesero el aroma del asfalto mojado, sino más bien el aroma de nuestra alma que se encontraba guardado en nuestro baúl lleno de juguetes.

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El Aroma del Alma por Jorge Luis B. Rivera se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

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