En la Ventana




"No te rindas" AA 

Uno tras otro se escuchan a la mitad de la noche ayudando a que no te detengas, podrían ser otra cosa pero no son así, continúas adelante sin importar nada porque tu corazón teme perder una vez más las ilusiones de no encontrar alguien igual, sigues sin parar hasta que despiertas. Son las tres de la mañana de una noche cálida de verano que no conoce de otro aroma que el jazmín que no para de florecer en noches así, te levantas de tu cama pensando "al parecer dejé ir una vez más al amor" caminas hacia la ventana de tu habitación permaneciendo inmóvil ante la brisa  que pasa mientras contemplas estrellas, miras la cama vacía que está detrás de ti dejando ir un suspiro por la soledad que ocasiona. Hay una fotografía sobre el escritorio de un recuerdo de abril que no deja de doler del todo, cada vez que le miras encuentras la cicatriz de la mañana donde se detuvo el tiempo por primera vez por la presencia de la muerte; caminas hacia tu cama para intentar dormir una vez más, te sientas en ella y cierras tus ojos. Recuerdas.

—Deberías hacer un intento, ¿no crees? —dice una voz familiar.
—Acabo de recuperar ese pedazo que me lo impedía, no lo creo.
—¿A caso alguien así no lo vale? Deberías atreverte.
—La última vez que me atreví terminé sin ese pedazo que apenas recuperé.
—Hablas de un sueño del que no te creo nada, esas cosas solo pasan en películas —quizá esta  a punto de darte un golpe.
—No me mires así, sabes que mis sueños son más que sueños; además nunca le he hablado.
—Pues el día de hoy le hablarás; mira, ahora mismo te está viendo.

Abres los ojos por el ruido del viento porque al parecer no es una noche cálida como pensabas; te levantas de tu cama para ir por el cuaderno del escritorio que esta junto a la fotografía; podría ser una locura pero hace más de tres lunas tuviste un sueño tan real que surgió la necesidad de escribirlo para no olvidarlo, abres el cuaderno buscando con ayuda de la luz de la luna la hoja donde tuviste una de las mayores revelaciones de tu vida, sigues buscando hasta que encuentras la hoja con una flor de jacarandá que dice: 

"Recuerdo la última vez que estuve en este lugar, fue una noche de agosto dónde conocí una persona que se encontraba debajo de un árbol tan alto que parecía conocer a las estrellas, me acerqué mirando sus ojos, pude sentir como mi corazón quedó cautivado por ellos con una sola mirada como si fuese alguien que conociera de más de una vida, pero sin decir nada se acercó a mí tomando mis manos para luego marcharse con lágrimas en su rostro. Estoy de regreso en este lugar que sigue intacto como aquella noche, me dirijo al árbol que comienza a florecer cuando noto que la misma persona se encontraba ahí, me acerco para hablar con ella.

—¿Recuerdas lo que pasó esa noche? —dice recogiendo una flor del árbol que había caído.
—Cómo olvidar cuando me enamoré con solo mirarte.
—Esa noche lloré de tristeza porque supe que no estaríamos juntos en esta vida.
—Pero te llevaste un pedazo de mi corazón porque no dejo de quererte.
—Así es, por eso te regreso ese pedacito de corazón que robé una noche de agosto —dándome la flor del árbol que había recogido.
—Esto que tengo en las manos, será tuyo en otra vida porque es nuestro destino querernos.
—Entonces dame un ultimo beso para encontrarte en ella.
—Y tú, déjame quererte por ultima vez mirando tus ojos para reconocerte a primera vista.

No tenía duda de que no fuese nuestra primera despedida para los dos. De alguna manera aunque quise mirar hacia atrás no lo hice por miedo de no poder dejarle ir, sin embargo cada paso que daba para alejarme de ahí mi corazón volvía a sentirse completo, dejaba de preguntar las razones por las que todo había terminado así, la culpa se iba por no regalar rosas y hacerle llorar. Tenía en mi mano ese pedacito de corazón que mantenía viva la tristeza en mí, me prometí no volver a perderle cuando éste se convirtió en una mariposa y por más que corrí detrás de ella no le pude alcanzar".

—Creí que ya nos habíamos despedido ¿Qué haces aquí? —dices a la persona de frente.
—Así es, pero solo he venido a decirte algo.
—¿Vienes a decirme algo justo cuando la noche esta por terminar en mi corazón?
—Sí. Quiero hacerte saber que te vas para quedarte siempre en mi corazón, como aquella noche.
—Te lo agradezco, aunque solo seas un fantasma para mí.
—Esto podría ser otro sueño. Inténtalo y si es necesario recurre hacia las estrellas como lo hiciste conmigo hace tres vidas.

"Silencio, solo escucho silencio esta noche, su frialdad me tiene, me cobija y hace sentir que vivo más que nunca" piensas mirando en la ventana la noche estrellada que esta sucediendo mientras todos duermen y sueñan en otros mundos en lo que todo es posible. Tienes curiosidad de lo que puede suceder, es algo natural después de conocer el sufrimiento que causa el amor, pero ¿no sería una pena no volverse a ilusionar por alguien? No sabes qué hacer, pero no has dejado de pensar en ello desde el día que conociste en un parque cierta persona que leía un libro sobre amor, ¿Te atreverías a buscarle? ¿A caso no hiciste eso y por eso estas mirando las estrellas otra vez?

—Si buscas con los ojos no encontrarás el verdadero significado... —te dice mientras suspira.
—¿Cómo puedes buscar o querer algo sin mirarlo o conocerlo?
—Fácil, tienes que buscar con el corazón; solo así podrás reconocerle al menos eso dice.
—¿A caso no es la dedicatoria más extraña para un cuento?
—No, ¿A caso no crees en el amor? Disculpa, suelo ser muy cursi.
—Creo que puedes volver a creer en el amor cuando encuentras una persona tan excepcional que te hace escribir dedicatorias o cosas así.

Sigues en la ventana cuando te percatas que las primeras gotas de la noche caen como las lágrimas de la noche que botaron tu corazón, te diste cuenta que te abandonaron por mostrar un fantasma, pero en lugar de luchar te dejaron como si fueses un objeto con error de fábrica que no tiene devolución, creíste que no sería así, pero el problema está ahí, en que creíste, pero ¿A caso no sobraban motivos más grandes para permanecer? Amar no es un juego donde se pierde o gana, es la oportunidad para mostrarle a una persona que puede curar sus alas para volar lejos o permanecer junto a ti, enfrentar miedos o inseguridades, hacerle sentir que puede creer en el amor sin pedir nada a cambio. ¿Por qué a quien más amas es quien más te hace llorar? Piensas mientras la lluvia comienza a caer con más fuerza tirando las flores de la jacaranda que no se resigna a la tristeza del abandono, pero lo cierto es que hasta los corazones hechos de diamante se romperán un poco alguna vez. 

—Alguien me dijo que debía decir lo que sentía, pero algo me dice que no debo hablarle. 
—¿No te da miedo terminar con el corazón roto?
—Tiene cara de ser alguien excepcional, dudo mucho que me haga sufrir ¿no me dijiste que me atreviera?
—¿Y si lo excepcional no resulta ser tan excepcional? ¿Que vas hacer?
—Al menos haré que todos sus días sean así, estaré siempre ahí para cuidarle, protegerle y de no ser así podré decir que lo intenté.
—Anda, dale ese pedacito de tu corazón que no te decepcionará.

Esperas una respuesta, sabes que tu corazón no ha sido el mismo desde entonces, han sido varias noches que llueve en tu habitación por la tristeza y la ilusión, cuando te torturas pensando   ¿Cuánto tiempo durarás así? ¿No te importaría esperar una vida? Miras el reloj, el viernes se esta terminando, ha dejado de llover pero huele a jazmín cada segundo que se marcha, ¿A caso no se lo prometiste? A veces el orgullo es más grande que el amor. La jacaranda que te recuerda que no debes perder la fe muere un poco cuando el silencio responde a tu corazón que jamás llegará esa respuesta. Cierras la ventana para intentar dormir, ¿Deberías pedir ese deseo a las estrellas? En el cristal se refleja tu rostro, sonríes y te diriges a tu cama porque a pesar de todo no has perdido la fe, sabes que le quieres sin importar nada, sabes que ya no te imaginas una vida sin su presencia porque cada vez que sonríe provoca que miles de luces brillen otra vez en tu corazón, hace que quieras luchar con tus miedos solo para hacerle feliz.

Es culpa del insomnio que no te deja dormir, no es culpa del amor o de la soledad; te mueves de un lado para otro, no sabes qué hacer; la ultima vez que lloraste de tristeza fue gracias a ese recuerdo de abril que permanece en tu escritorio, muy en el fondo de tu corazón desearías regresar el tiempo cuando eras feliz. No quieres llorar ilusiones perdidas, no quieres sufrir los recuerdos del ayer, pero es imposible ¿El amor es sufrimiento?  Cuestionándote, procuras dejar de pensar en ello, no quieres darte cuenta de la verdad que guarda el silencio ¿En realidad te ama quien te hace sufrir? La verdad trata de tocar tu mano, pero te niegas a sentirle porque cuando se trata del amor ninguna verdad es cierta. 

—Tengo la creencia de que somos el reflejo de lo que vemos en los demás.
—¿Cómo? No entiendo lo que me estas diciendo.
—Es normal, yo tampoco lo entendí en un principio.
—¿Qué ves en mí? Quiero saberlo.
—Veo que eres una persona excepcional.
—Entonces tú también eres así.
—No, algo me dice que tú eres diferente a todo lo que he conocido y no sabía que buscaba.

En alguna parte de la ciudad suenan veintiún campanadas que prometen la ilusión de un nuevo amor, puedes escuchar cada una de ellas mientras permaneces en tu cama. Sabes que en esta ocasión vas corriendo sin importar el camino o la distancia, poco a poco te acercas más, le miras como una noche llena de estrellas, porque no has querido tanto a alguien así. Tanto le esperabas, tanto le soñabas que perdías la fe después de cada jueves que no aparecía, hasta que un día después entre las veintiún campanadas te encontró cuando la noche estaba por terminar en tu corazón.

—¿Te volveré a ver? —dices mientras sientes un nudo en la garganta.
—No lo sé, no creo que sea el momento.
—Lo comprendo, muy poco pero lo hago; aquí voy estar.
—Gracias por comprender.
—Sé que no soy la mejor persona, pero no me cansaré de luchar por ti.
—No lo valgo, créeme.
—Eso se verá después, solo con el tiempo.

El olvido es el artilugio del corazón para repararse cuando lo han hecho pedazos, deberías saberlo. Utilizan palabras que duelen, te ha dolido tanto su desprecio, te duele cada vez que intentaste decir algo pero ignoró tus palabras, el peor error que puede hacer alguien es suplicar amor, cada quien tiene lo que merece y no mereces el egoísmo de alguien cuando lo único que has sentido es amor, no, no te merece. "La peor parte no fue perderte, fue perderme a mí" dices dejando ir un suspiro a la distancia, te levantas de tu cama sabes que algún día dejará de doler; mirando a las estrellas cerraste los ojos pidiendo un deseo desde tu corazón, era la noche de un viernes y el insomnio aparecía cada vez que intentabas dormir dijiste "Deseo volverte a ver, no quiero seguir con esta soledad, quisiera atrapar el tiempo para ser feliz, deseo volverte a ver", regresas a tu cama para dormir.

Uno tras otro se escuchan ayudando a que no te detengas, podrían ser otra cosa pero no son así, son los latidos de tu corazón gritando que debes continuar, seguir adelante sin importar nada. Los errores son parte de la vida pero amar no lo es, vale la pena querer y luchar por alguien hasta olvidar quién eres, porque la única manera de saberlo de verdad es olvidar quién eres. Algún día florecerá una vez más tu corazón en primavera y no habrá necesidad de seguir pidiendo a las estrellas conocerle para dejar ir la soledad, comprenderás que cada lágrima, tristeza y suspiro no habrán sido en vano porque recordarás a la persona más importante de tu vida para ser feliz, a ti

Dedicado a las personas excepcionales, 
porque gracias a ellas creo una vez más en mí y
también creo una vez más en la magia del amor propio,
 la que nos hace enfrentar nuestros miedos.



Licencia Creative Commons
En la Ventana por Jorge Luis B. Rivera se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Alas para Amar

El Despertar del Corazón

Te Quiero