Las Personas de la Vida

Dedicado a las personas que ya no están con nosotros y algún día lo volverán a estar. 

Podía oler el césped recién podado del jardín de mi casa pues me encontraba recostado sobre él, podía contemplar las nubes pasar tan ligeramente sobre el cielo azul turquesa sin preocuparme por el tiempo, de vez en cuando se escuchaba a los pájaros cantar que llegaban a los árboles que me cubrían del Sol y de fondo se apreciaba la melodía del camión de helados que andaba por las cuadras cercanas, las nubes comenzaron a formar un sola nube muy grande y gris, los pájaros cesaron su canto y la melodía del camión de helados me pareció tan distante cada vez más, el olor del césped permanecía pero ahora con olor a tierra húmeda por las primeras gotas que caían de la inmensa nube gris que se había formado, yo permanecí y pensé en mi madre y su obsesión por mantenerme alejado de lluvia, me levanté de donde estaba cuando una voz serena irrumpió mi partida, era serena y muy conocida a mi escuchar, produjo muchas emociones en mí, recuerdo que me dijo -Ragüel ten por seguro que a tu madre no le importará si te quedas a jugar conmigo bajo la lluvia- , yo me quedé sorprendido pues era tan similar a mi padre y a mis abuelos que solo le dije -¿Quién eres tú?- , su cara expresó la misma serenidad de siempre y su voz la misma familiaridad él respondió -yo Ragüel soy una persona que conoce muchas personas, una persona que siempre perdona y nunca deja de querer, yo Ragüel soy y seré tu mejor amigo no importa si me dejas de querer pues como te he dicho yo nunca dejaré de quererte, puedes confiar en mí siempre Ragüel, nunca te abandonaré mi pequeño amigo-, sus palabras fueron tan sinceras para mí que yo le contesté -entonces supongo que seremos mejores amigos por siempre-, comenzamos a jugar.

Han pasado veinte años desde que vi a mi mejor amigo por última vez aquella tarde lluviosa, mejor dicho al extraño que jugó conmigo, al que mintió, al que nunca volvió. Durante mucho tiempo le esperé en las tardes, mi madre siempre me dijo que nunca perdiera la fe, que con la fe era suficiente para poder vivir día a día, yo  la perdí hace muchos años atrás y hoy lo he comprobado una vez más, ha fallecido un ser tan querido para mí y a pesar de todas las oraciones que hicieron para que no sucediera esa tragedia pasó, mi amigo que alguna vez me dijo que siempre estaría ahí nunca lo estuvo, como Dios nunca lo estará en mi vida.

Aquí estoy después de tanto tiempo, desconcertado, tan ajeno a este lugar que alguna vez fue el jardín de mi casa, los árboles están tan grandes, el césped sin podar, no hay nubes solo estrellas y uno que otro grillo que ocasionalmente suena, por mi mente pasó la estúpida idea de que si regresaba aquí quizás el tiempo no avanzaría más, el césped volvería a estar podado, las nubes se moverían con la misma tranquilidad y todo volvería hacer como antes, pero no, los problemas no se marchan, permanecen, y las tristezas no salen de mi corazón, no pude evitar llorar porque el tiempo jamás volverá, estuve a punto de marcharme cuando una voz que venía del jardín me preguntó -¿Ragüel te vas tan pronto sin mirar las estrellas?-, cuando volteé hacia atrás el jardín volvió a ser como lo recordaba, el césped podado, los árboles, los pájaros, las nubes absolutamente todo y ahí estaba un extraño conocido, solo pude decirle -¿Tú después de tanto tiempo, casi olvido tu rostro?-, el me miró con la serenidad de siempre y respondió -tu madre te dijo una vez que con la fe es suficiente para vivir, míralo una vez más y deja de temer-, yo le miré enfadado y le respondí -mi madre nunca me ha mentido, en cambio tú lo hiciste, no debería estar escuchando tus palabras-, él simplemente sonrió y me dijo -tienes tanta razón Ragüel que ahora todo lo que me preguntes responderé con toda verdad, ninguna mentira más-, le mire y pregunté algo que me levantaba todos los días diciéndome, le pregunté -¿Quién soy? porque yo dejé de saberlo hace mucho-, él me dijo con su voz serena, tan seguro de él  -eres el mismo Ragüel que jugó conmigo a los siete años-, no pude soportar más y le dije -después de tanto tiempo, me abandonaste y me dejaste solo-, él me respondió -¿en realidad lo hice? si todo este tiempo he estado enviando personas para que no estuvieras solo, para que conocieras la vida y fueras la persona que eres hoy-, la última pregunta que le hice fue -después de tanto que te pedimos, dime por qué dejaste que partiera una de las personas que tanto quise en mi vida-, él respondió -porque era tiempo de que se encontrara nuevamente conmigo, pero sabes Ragüel esa persona vivirá en ti, en tus recuerdos- un silencio permaneció y su voz lo rompió diciéndome -¿Y tú Ragüel por qué dejaste de creer en mí?-.







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